Como decía la canción, "... si yo fuera mujer", ya estaría haciendo cuentas y señalando responsables. Pero no es el caso. El retraso (no mental) se debe a unas muy merecidas vagaciones. Como gente de mundo que soy y disponiendo de los inagotables fondos de Pakinscorp, me fui al zoológico de Chapultepec en el cual no cobran la entrada (así le ahorro gastos al corporativo).
Sé que les importa un pepino con sal y limón lo que haga con mi vida privada, así que vamos al grano.
Haciendo leña del árbol caído, la final del mundial fue a mi gusto un partido tenso y sumamente violento. Me decepcionó Holanda por la forma en que jugó, traicionando sus principios históricos que lo hacían uno de los consentidos de la afición a nivel mundial. Esa Holanda de juego ofensivo y vistos, cambió por uno más mecanizado y calculador. Pero sobre todo, juego rudo y a veces sucio.
Pero la moneda siempre tiene dos lados diferentes (a menos que seas mago o vendedor de merengues), y ese lado es el más agradable. España nunca se desesperó, no cayó (casi) en las provocaciones del rival y obtuvo su recompensa. Se dice que traes la suerte del campeón cuando anotas dos goles que pegan primero en el poste, sobre todo el que le marcaron a Paraguay: balón al poste y afuera, contra-remate y al poste, de ahí al otro poste y gol. El balón desviado con el tobillo por Iker Casillas a Robben de Holanda es otro ejemplo.
Pues así está la cosa, tenemos nuevo campeón del mundo y un modelo exiroso a seguir. No sólo el modelo Barcelona, sino el modelo del deporte español en general: Fernando Alonso es bicampeón del mundo en F1, Dani Pedorsa en moto GP, Rafael Nadal en tenis, España ha sido campeona recientemente en basquetbol, Alberto Contador en la Tour de Francia (ciclismo). En fin, algo debemos aprenderle a la organización deportiva de la Madre Patria.
Sé que les importa un pepino con sal y limón lo que haga con mi vida privada, así que vamos al grano.
Haciendo leña del árbol caído, la final del mundial fue a mi gusto un partido tenso y sumamente violento. Me decepcionó Holanda por la forma en que jugó, traicionando sus principios históricos que lo hacían uno de los consentidos de la afición a nivel mundial. Esa Holanda de juego ofensivo y vistos, cambió por uno más mecanizado y calculador. Pero sobre todo, juego rudo y a veces sucio.
Pero la moneda siempre tiene dos lados diferentes (a menos que seas mago o vendedor de merengues), y ese lado es el más agradable. España nunca se desesperó, no cayó (casi) en las provocaciones del rival y obtuvo su recompensa. Se dice que traes la suerte del campeón cuando anotas dos goles que pegan primero en el poste, sobre todo el que le marcaron a Paraguay: balón al poste y afuera, contra-remate y al poste, de ahí al otro poste y gol. El balón desviado con el tobillo por Iker Casillas a Robben de Holanda es otro ejemplo.
Pues así está la cosa, tenemos nuevo campeón del mundo y un modelo exiroso a seguir. No sólo el modelo Barcelona, sino el modelo del deporte español en general: Fernando Alonso es bicampeón del mundo en F1, Dani Pedorsa en moto GP, Rafael Nadal en tenis, España ha sido campeona recientemente en basquetbol, Alberto Contador en la Tour de Francia (ciclismo). En fin, algo debemos aprenderle a la organización deportiva de la Madre Patria.
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