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lunes, 25 de octubre de 2010

El Clásico empate aburrido. Mi odisea en el Azteca

El pronóstico de oficina fue acertado. Un aburrido 0-0 ratonero.


Eran las 15:30 horas de ayer domingo, cuando sonó el teléfono: "¿qué onda hijo? Pónte tu playera de las Águilas para que te vayas al estadio. Tu primo Pepe tiene 2 boletos especial bajo para el Clásico". Esa fue la voz de mi tío Rosinei (apodo que cambia cada temporada. Antes era Kleber Boas, Robert de Pinho... o sea, cada que un jugador muy moreno llega al América). Total, me dispuse a lanzarme al Azteca. Regaladas, hasta las puñaladas.


Primer tiempo: "¿Crees que se llene, wey?". Eso le pregunté a mi primo, ya que la entrada no era la normal para un Clásico. No se llenó. Tuvimos que "socializar" muy a la de a huevo porque la seguridad del estadio me ordenó tirar mi encendedor. Temían que incendiara el estadio o algo así. Así que tuve que pedir prestado varias veces un encendedor a un tipo bonachón con cara de "este wey no va a quemar nada, por eso a él sí lo dejamos meter su encendedor". Luego quise comprarle unos cerillos al don que vendía cigarros y demás menesteres dentro del estadio:
- No traigo cerillos, sólo encendedores
- ¿Y esos qué? (señalándole un paquete como de 15 cajetillas de cerillos que traen al reverso tu horóscopo)
- Esos no son míos, no los vendo
- (Después de pensar un "ay no mames!!!") ¿De a cómo los encendedores?
- 20 varos
- Nel, gracias

Me hice la pregunta que cada vez que asisto al Azteca me hago, ¿por qué siempre atrás de mi hay un wey pedísimo que se siente comediante y sólo dice estupideces?

Segundo tiempo: no se aburran, este párrafo será más breve ya que no hay gran cosa que contar. De tan aburrido que estaba el partido se hizo la ola, ese recurso de siempre para mitigar la aburrición por el paupérrimo espectáculo ofrecido por los dos equipos. Como los lugares que nos tocaron estaban situados a 10 metros de las bancas, me puse a ver el calentamiento de los suplentes americanistas, ya que el partido seguía siendo infumable (literalmente, ya me daba pena pedir encendedor a cada rato así que ya no fumé), además podía fusilarme uno que otro movimiento para mi rutina de ejercicios diaria ()

Conclusiones: era tan, pero tan malo el partido, que ni el cántico del "vamos Améeeerica, esta tarde, tenemos que ganar" prendía la tribuna como normalmente sucede. Es tan limitado y desangelado el plantel americanista, que sólo el nombre de Guillermo Ochoa arrancó gritos y aplausos... y la mayoría del sexo femenino. Las chamacas guapetonas de Corona, Coca-Cola y Bimbo fueron de lo mejorcito que se vio en la cancha. Lo más emocionante, lo que arrancó aplausos y admiración de los ahí presentes fue el vuelo del águila en el medio tiempo. Eso sí que prendió. Lástima que duró un minuto.

Así las cosas, el regreso a casa fue de hueva, nada que contar, nada que festejar. La neta, me hubiera quedado en casa.

Mexicano comprometido con la Patria. CEO y Chairman de Pakinscorp. Valiente opinador y empedernido americanista. Batifan y escribidor en este sagrado espacio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajajajaj chiiiale no habia pasado ya x tu blog!! buena la reseña ehhh, ay compañerin... tienes toda la razón, mejor t hubieras quedado en casa!! oieee ya no fumes tanto!! es malo para la saluddDDD!!! Atte. lau

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